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El pasado 14 de abril participé en el ciclo Pulsiones de La Casa de Zitas, en el que cada mes van tres poetas que recitan sus cosas. Yo lo hice junto a Marta Navarro y Charo de la Varga, y lo cierto es que la cosa estuvo bastante bien, no sólo en la parte lúdica/festiva de después del recital, sino por el acto en sí.

A mí, personalmente, lo que más me gustó es que ninguno de los tres que participábamos nos limitamos a leer nuestros poemas: Charo de la Varga lo hizo acompañada por Gustavo del dúo Don Nadie (en la foto de aquí al lado están los dos); Marta Navarro puso a unos cuantos “infiltrados” entre el público que acompañaron e incluso interrumpieron su lectura; y yo, en vez de recitar, puse un vídeo que había hecho.

Hay otros lugares en los que se hace crónica del acto, así que yo me voy a centrar en lo mío. Este fue el vídeo que puse:

No es la primera vez que recurro al medio audiovisual para quitarme de en medio cuando tengo que mostrar ante el público cosas que escribo. Como otras veces, una de las razones para ello fue investigar las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen a la creación y presentación de esa creación. En esta ocasión tiré por el Flash, aunque no fue ese programa exactamente el que usé. Por mi parte, la experiencia fue satisfactoria, y lo que mostré en la Casa de Zitas me dio ideas para posibles desarrollos futuros, como la interactividad; claro que eso no se podía hacer en una proyección como la que llevé ahí, pero si eso se traslada a un ordenador, con su ratón y su teclado, la cosa puede resultar mucho más entretenida. Algo más trabajosa también, pero seguramente merecerá la pena.

Respecto al vídeo en sí, estaba compuesto por tres poemas míos (más una pequeña introducción), y fundamentalmente lo que quería era que los versos dejaran de tener el estatismo habitual de la página impresa, con sus líneas horizontales tan paralelas todas ellas. Evocar aquí el Golpe de dados de Mallarmé a lo mejor queda muy petulante, pero cuando empecé a hacerlo lo tuve en mente, así como los poemas tipográficos de los futuristas italianos. No tanto los caligramas, porque en estos últimos la disposición de las palabras tiene un referente (La paloma apuñalada y el surtidor de agua, en el ejemplo más famoso de Apollinaire que pongo justo al lado de estas líneas) que a mí no me interesaba tanto.

Al final, cada poema tiene su propia dinámica: en el primero, lo que se mueve son las palabras; en el segundo, el plano que las contiene; y en el tercero no se mueve nada, y lo único que hacen las palabras es aparecer en superficies inmóviles. Para esta última parte usé fotos que había sacado con mi móvil. En mis idas y venidas por Zaragoza, básicamente yendo al y volviendo del trabajo, me percaté de la gran cantidad de sitios, lugares e imágenes que podía aprovechar para poner encima mis textos. Así que la gran mayoría de las fotos son del entorno zaragozano que más transito, con algunas excepciones que, no obstante, también pertenecen a sitios en donde había estado hace más o menos poco tiempo.

En otras ocasiones, he sido yo mismo quien ha compuesto la música que acompañaba los vídeos. En este no ha sido así. Encontré una canción de mis admirados Throbbing Gristle (Distant dreams part two, se titula) que daba precisamente el toque que buscaba, así que me la apropié. En cuanto a la locución, volví a echar mano de las voces de Loquendo, cuya fama ha aumentado en los últimos tiempos. Más de uno y más de dos me dijeron: “Vaya, has usado la voz de Anonymous”. Me hizo gracia esa identificación.

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