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Hace unos días hablé por aquí de Raymond Queneau y su obra Cent Mille Milliards de Poèmes, interesante combinación de poesía y combinatoria. Motivado por un atinado comentario de A. Bettik, paso a hacer unas cuantas precisiones numéricas.

Efectivamente, los poemas prometidos por Queneau no son cien mil millones, sino cien mil millardos, o sea, unos pocos más, ya que un millardo, según el Diccionario de la Real Academia Española, son mil millones. Para hacerlo más gráfico:

Cien mil millones de poemas  -     100.000.000.000
Cien mil millardos de poemas - 100.000.000.000.000

Son muchos, ¿verdad? Tal vez demasiados; porque resulta que en 1980, el matemático y escritor Luc Etienne se dio cuenta de que la palabra ‘marchandise’ aparecía a final de verso en el soneto 3 (verso 7) y el soneto 10 (verso 5). Eso significaba que podía salir simultáneamente en alguna de las combinaciones, con lo que el texto resultante no cumpliría con las reglas de la prosodia clásica, y no podría ser considerado un soneto. De este modo, en vez de los 100.000.000.000.000 sonetos que aseguraba Queneau en el título, solamente pueden producirse 99.000.000.000.000 verdaderos sonetos. Una auténtica pena.

Por cierto, durante estos días encontré por ahí otra página web en la que se pueden ensayar las combinaciones propuestas por Queneau, y que además tiene un diseño muy elegante, demostrando que con Flash se pueden hacer cosas chulas, y no es sólo una pesadilla para ralentizar las cargas. Dejo como ilustración uno de los sonetos no válidos que se le pasaron a Queneau, pero no a Etienne (quien, por cierto, también formó parte del Oulipo. Si es que, de casa vendrán que te…).

Un pensamiento en “¿Cien mil millones de poemas?

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